En 2012 aún era estudiante de comunicación y periodismo en la Facultad de Estudios Superiores Aragón, aprendiz de fotografía y de la vida misma.
Recuerdo que algún maestro mencionaba que los impactos de los movimientos sociales no se calculaban en lo general, sino en cómo cambiaba la vida de los individuos, así: uno por uno.
Pude comprobarlo cuando detonó en redes sociales el movimiento #YoSoy132, recordé lo que leímos y escuchamos sobre el 68, jóvenes cuestionando y evidenciando a las cúpulas del poder, y en esta ocasión a quien pretendía llegar a la silla presidencial.
A su vez leía los encabezados de los periódicos en los que soñaba algún día trabajar, la gran mayoría con información a modo de quien podía pagar las portadas o las entrevistas en televisión.
Así decidí tomar mi pequeña cámara y salir a la calle, documentar lo que estaba pasando, desmentir con mis imágenes la información oficial. Trabajé gratis varios meses para una agencia que me daba la satisfacción de ver tal cual mis fotos exhibidas en un medio.
No sé si mis fotos de ese entonces son buenas o malas, pero sé que aprendí, no sólo a ejercer un oficio como fotoperiodista sino a levantar la voz al unísono por las causas que nos daban aliento de justicia. Como todo resplandor el movimiento no fue eterno, duró un par de meses más, la toma de posesión del tan odiado candidato se hizo realidad; como saldo: un muerto, jóvenes detenidos, represión y varios intoxicados por gas lacrimógeno justo a las afueras de donde Enrique se colocaba la banda tricolor.
Como un resplandor de amanecer, el #YoSoy132 fue para muchos, una luz en un camino que parecía muerto. Las marchas de estudiantes lograron sumar a otros sectores de la población y romper barreras de espacio y tiempo generacional.
Resurgió la esperanza con esa movilización que hizo temblar la tierra al pie del Ángel de la Independencia y despertó un país que jamás volvió a dormirse. Se dejó una semilla que hasta hoy sigue dando frutos de rebeldía transformadora.
Las fotos que se incluyen en este proyecto intentan mostrar un fragmento del espíritu de aquellos que caminaron y marcaron la ruta #YoSoy132.
Leslie Pérez fue seleccionada tanto por el jurado de la convocatoria Huellas de #132 como por la votación del público realizada en la cuenta de Instagram de Piso 16, con 56 votos.
Su mentora fue la fotógrafa Patricia Aridjis, con quien trabajó en estructurar un proyecto artístico que tenía como base el fotoperiodismo, además de dar seguimiento al trabajo realizado durante el movimiento #Yosoy132 y trabajaron en buscar posibles salidas de una investigación, a seis años del movimiento.